domingo, 2 de agosto de 2015

La isla preciosa

Siete días me dan para cien poemas, cuatro canciones de amor, y una novela épica.
Nos recibió el sol,
y cuatro gigantes de viento,
siete flores,
que iría perdiendo.
Todo eran cuestas,
pero poco nos costo.
Cinco amores,
en una casa de techos de madera,
que llenamos de risas,
ganas
y humo.
Mis noches días,
los días noche,
y mil cabezas nuevas,
y tres mil historias,
y yo,
en medio,
pérdida encontrándome.
La primera noche miel,
después cerveza,
y contactos,
y sonrisas que secuestré.
Me enamoré de los ojos
detrás de una cámara,
del mar a las cuatro de la mañana,
de la eterna música,
de las luces de colores,
de un estúpido cliché.
Me llevo tantas cosas,
tantas vidas,
que me cuesta cerrar la maleta.
Me llevo una copa de vino,
marcada de carmín,
y la calle llena de globos,
y tantas lágrimas de alegría,
que casi se me inunda la habitación
al llegar a casa.
Una trompeta,
nuestra primer "acción ",
a Tom, que nunca fue alemán,
un bar,
y una plaza,
y todas las estrellas.
Me las llevo a ellas,
llenitas de energía.
Un suelo desigual,
un coche,
todas las frases repetitivas,
dos padrinos,
una oveja pérdida.
Dos días,
y lo que lo echo de menos,
pero
siempre nos quedará el Portugués.

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