No se si alguna vez has pensado
en lo difícil que es buscar nieve
en un lugar
que no desciende de los quince grados, ahora te habrás quitado los copos
de la cara
y del pelo,
mientras yo me quedé comiendo arena.
Obligo a mis piernas
a tocar el frío suelo
cada mañana
como si mantenerme erguida supusiese un reto.
Me recojo a mi misma
mil veces
siendo uno de esos vasos que se rompen
y estás meses recogiendo cristal.
Busco un sol
donde acurrucarme por las noches
y hojas en blanco
donde vomitar mi historia,
que ya está demasiado manida
de tanto pensarla
y estrujarla
y llorarla.
Es preciso
sacar la espada 
a bocajarro y recordar
que yo ya se matar monstruos
por mi,
lucharé mis batallas
aunque muera en ellas
mientras tu vives
con la nieve entre las piernas,
perdona,
puede que si,
que si encuentre la nieve en el sur,
que el frío me envuelva los tobillos
los que se tuercen al intentar bailar
pero ahí están
siguiendo el ritmo.