Fue a las doce cuando sonaron los últimos aplausos de la noche. Representaba su primera obra como papel protagonista, un drama lleno de romance desenfrenado. Había asistido poco público, y había oído algún carraspeo que otro, pero estaba orgullosa con su trabajo, todo había salido a pedir de boca. Tras finalizar la actuación todo el elenco se reunió, intercambiaron opiniones y dieron ideas para las próximas representaciones. Decidieron celebrar su humilde éxito con unas cervezas, ella prefirió quedarse un rato más, y recoger sus cosas con calma. Se adentró en el escenario, la luz que la rodeaba era tenue, caminó y se sentó en las escaleras donde hacía pocos minutos había hecho su última entrada. Estaba feliz, hacía lo que quería, perdida por ciudades desconocidas, cobraba poco y subsistía con lo que tenía, pero esa era su vida, y la adoraba. Pensando en eso estaba cuando alguien le tocó la nuca con suavidad y se sentó a su lado, ella reconoció su tacto:
-Buenas noches preciosa, has estado espectacular.- le susurró, haciéndole cosquillas en el oído.
Si giró y vio su rostro, sonriente, sus ojos la miraban calmados, solo con su presencia se puso nerviosa.
-¿Tú crees? No sé, creo que he hablado demasiado rápido, parecía como si estuviese escupiendo las palabras.-
-¿Por qué eres tan crítica contigo misma?
Ella iba a replicar, pero no le dio tiempo, sus labios se encontraban aprisionados. Odiaba que hiciese eso, pero a la vez su impulso la llevaba a responderle, con más ansias aún. Ese beso le había encendido la chispa. Él se levantó, y le tendió una mano para ayudarla, una vez en pie la atrajo, quedándose sus cuerpos pegados, desafiándose el uno para ver quién sería el primero en caer en las redes del otro.
-Odio que me hagas esto, sabes que me puedes.-
Él se rió, y rozándole las caderas la atrajo aún más.
-Sabes lo que quieres- le contestó
Y tanto que lo sabía. Se lanzo a su cuello, besando cada centímetro, mientras sus manos jugaban con su pelo. Él le respondió, acariciándole la clavícula, y le bajo una tira del vestido, luego la otra, hasta que este se deslizó hasta el suelo, y ella quedó en tacones y ropa interior. Al ver esa escena no pudo más, la cogió en volandas y la apoyó a una pared, ella le quitó la camisa, y comenzó a acariciar con sus labios todo su pecho, pudiendo ella notar el calor que desprendía. La puso en el suelo, y se situó encima, comenzó a besarla, los labios, el hombro, se detuvo en sus pechos, para seguir bajando a su ombligo, y bajando, y bajando… Ella se retorcía de placer, el sonido de sus gritos llegaba hasta la última fila de butacas. Las telas rojas del telón se pegaban a sus cuerpos. Ella se dio la vuelta, poniéndose encima de él, terminando de desvestirlo, adentrando la mano en sus calzoncillos color rojos. La respiración de ambos era agitada, no podían más. Ella lo buscó con sus manos. Su pelo se movía con cada embestida. Sus gemidos se fusionaron. Eran solo uno, con un público inexistente como testigos. Haciendo el amor entre bambalinas.
Los calzoncillos color rojos, sin duda lo mejor del texto! :P
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