lunes, 26 de octubre de 2015

Que se disipen los veinticinco de octubre

Va a ser corto,
lo prometo,
mi pequeña carta de despedida,
que tengo que decirte
adiós,
para siempre,
y que ya no quema,
que tranquilo,
que un año después
he sobrevivido
que mi mayor pesadilla
me ha hecho alguien nuevo,
hace meses temía
el aniversario del dolor,
pero es cierto
eso que dicen del tiempo,
y como todo
termina por cerrarse,
abriendo cosas nuevas.
Vuelvo a dormirme
sonriendo,
y ya no se
como describir
la suerte que tengo,
porque había una vez
que pensaba
que mis pies
nunca dejarían de pasar frío,
pero bastó nada,
tres,
mi número favorito
(yo que le había cogido manía
a lo números impares)
para sentir fuego
hasta en mi estómago.
Que no es que esté bien
por él
es que estoy bien con él,
que vió la belleza en mi
tristeza
y llena de calor mi invierno.

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