domingo, 6 de septiembre de 2015

Conmigo

de que sirve llenarme el estómago de poesía
si el bullucio me come los sesos,
veinte bocas coronadas a un millón de altura
diciendo lo mismo,
y confundo el fútbol con el sexo.
niños pronunciando felaciones,
queriendo ser mayores,
y mayores riéndose como niños.
si quieres saber lo que es la nostalgia abre una etapa.
tenía la culpa de verte caer,
pero te recogía,  cual acróbata retirado,
me acabé descubriendo dando vueltas
por el aire
con la comprensión de mi cuerpo,
convirtiendo mis células en callados,
perdiéndome de vista,
emborronando paredes de piedra,
llenando mis pupilas de azul tono luz.
que anoche sentí calor sobre mi muslos,
y desapareció una posible  habitación cerrada.
ya no se sabe el tiempo que tarda,
tengo revoltilladas hasta las yemas de los dedos,
y quiero sentirme como una guitarra perdida y desafinada
cuando ya nada espera,
regalarme mil canciones,
y dejar de sentirme pequeñita
cada vez que me miro en el cielo en noches despejadas.
el blanco en mis manos,
y todo dentro,
y agua en la punta del pelo.
cambio de sitio
en una tetería poco elegante.
quebrarte de risas,
repartirme
arrancándome la tirita.
tengo la mejor sonrisa
en la muñeca izquierda
donde antes solias latir
ahora me crecen margaritas
para enredarmelas en el pelo
y hacerlas crecer
con tierra
y muchísima agua salada.

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