lunes, 22 de diciembre de 2014

Lo siento, necesita usted puntos

Tengo una espiga de trigo
quebrada
partida
hundida
en el corazón.
No quiero ni respirar
para que esto,
a lo que yo estúpidamente llamo
versos,
no se escapen entre mis dedos
a buscarte
en el fango del recuerdo
en lo jodido del olvido
o entre lágrimas
fatigadas
en un cuento encantado
en una película sin metraje.
Nunca vi tantos semáforos en verde juntos,
una enorme carretera para mi
eso, por cojones
tiene que significar algo.
Me quedo con una mirada
y una estallada
y en descubrir a mi bastón
que no tiene ni idea
de todo lo que me está ayudando a andar
a caminar
entre todo este desconcierto
entre el terremoto
de unos lamentos
que se quedaron
a miles de kilómetros.
Me quedo
con menos de un metro de lunares,
con el frío de una antigua laguna,
me quedo conmigo
ahora,
mirando la blancura
de un par de ojos hundidos
el sonido
de la pena
como una lluvia de agosto.
No hubiera podido irme,
o dejarme ir,
o dejar que me llevaras,
aunque hubiese querido,
algo,
como mi espiga,
ya se había partido.

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