miércoles, 19 de noviembre de 2014

Va de cielos, va de infiernos.

Aún no tengo el valor de escribir
pero escribo,
no se si para sanar,
o para que duela más.
Mis tres grandes amores,
o desamores,
se podrían contar uniendo aviones,
uno que cogí,
uno que no pude coger,
y un último que nunca debería haber cogido,
este lo tengo clavado en la aorta derecha
dibujado en mil neuronas,
porque no olvido,
porque no odio
recuerdo y sonrío
recuerdo y lloro
pero quiero
nunca me había dolido tanto escribir la palabra querer,
como una hoz que desgarra el trigo
como un ladrido sin respuesta
como un nueve.
Dar la vida,
envuelta en papel de seda,
que la destrocen.
Sentir vacío en cada rincón del mundo,
en cada rincón de mi cuerpo,
anclado en una tierra no fertil.
Sigo, danzo, canto
encima de  un universo destrozado,
chocando con mis propios escombros.
Recoger los cachos
intentar pegarlos
y que se despeguen con cada suspiro.
Todas las canciones,  de repente
hablan de mi.
Anoche soñé contigo,
claro,  por eso escribo,

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