Debería haber sido poeta
pero nunca tuve huevos
en vez de eso
me pinto los labios de rojo
y me dejo
las huellas alborotadas
y el pelo empapado.
Debería haberme tatuado
mis versos inservibles
debajo de las uñas,
para no olvidar
pintármelas de rojo
también
dejar de modérmelas
y empezar a morder la vida
a comermela a cachos,
a porciones.
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