Si pudiera escribir un torbenillo,
una ola, un huracán,
arrasaría los sentimientos.
Si cada noche me acostara elevada
y sinuosa
llegaría a ser poeta,
esa es la verdadera musa.
El roce de los dedos
en un objeto que no te pertence,
el bostezo recondito de tu estómago.
A lo que realmente aspiro es a poder besar a la luna.
Ahora cuento más, y echo menos,
y veo como otros rompen a llover,
y yo río por recordar,
abrazo más y echo menos.
Crecer, tocar techo, seguir creciendo.
Amar, llegar al intestino, seguir amando.
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