Me siento una lechuga, verde, marrón, mustia y de fotosíntesis lenta, escondida entre enormes matorrale.
Una lechuga que acabará en una ensalada insípida, sin un chorro de aceite que algún niño acabará tirando a la basura cuando su madre no lo mire.
Vegetal inanimado sin sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario