En la biblioteca a la que voy hay un hombre, un hombre pequeño y redondo, como... Como... ¡Cómo una mandarina! Si mandarina, porque es asiático, supongo que es chino, o eso indica el periódico que siempre tiene sobre la mesa, al lado izquierdo. Tendrá unos sesenta años, y camina como un pequeño hombre de sesenta años. Es curioso, desde hace tiempo siempre que llego por la mañana está ahí, en la primera mesa de la segunda fila, donde no da demasiado el sol pero por el día hay luz suficiente como para no tener que encender la lamparita. Siempre lo había visto, pero hace poco fue la primera vez que lo mire, y me entró muchísima curiosidad por saber quién era, qué hacía... Quizás escribe todos los días sus memorias, porque allá de donde viene es una persona reconocida, un poeta, y huyó lejos por un amor frustrado, y va todos los días en busca del silencio para reencontrarse con esa dama de cabellos negros y lacios, o puede que le escriba poemas de amor que nunca le enviará. También puede ser que su tatarabuelo fuese una persona con mucho poder, y se lo arebataron, tras descubrirlo decidió organizar un plan para recuperar la honra de su familia, y allí está, escribiendo sin parar. O puede que sea una persona amante del conocimiento y estudie y estudie para convertirse en un gran sabio, o que simplemente no tenga nada mejor que hacer que ir durante años seguidos todos los días a la biblioteca a leer el periódico, en chino.
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