viernes, 21 de diciembre de 2012

Que te amen tus catástrofes

Malditas las miradas impertinentes
y todos esos sueños a medio dormir.
Puede que no ría pero me divierto de ti.
Recurso de las noches, que nombra demasiado,
pero hay algo en la oscuridad,
también en el color de tus venas, en tus sueños a medio dormir.
Maldita su suerte,
que se diría,
por morirse siempre de impaciencia,
de esperas,
por el color de tus venas.
Queridos ustedes,
amense ayer, puede que también mañana,
no se callen en las calles de la ternura.
Querido tú,
comprende que hay algo más allá,
más allá de los sueños a medio dormir,
que a ella le explota la cabeza de tanto pensar.
Querida ella,
ámate mañana y puede que quizás ayer,
y grítale a las grietas de sus manos
que puede que se encuentren ayer, mañana,
HOY
entre el desorden de tu pelo y sus pensamientos,
o entre el mar de sus ojos y tu desconcierto.
Piensa, piensa, piensa...
Puede que no se amen, o que no te ames,
pero eso no quita  que la palabra ABSURDO tenga muchas melodías.
Su favorita es la aguda,
aunque de tanto haberle gritado a las gritas de sus manos se había quedado sin melodías,
pero con muchos ABSURDOS.
Queridos vosotros o ellos, queridos al fin y al cabo ¿no?

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