Tienes que aprender a decir adiós, pero cuanto jode
despedirse. Es una mierda, las personas van y vienen y no somos dueñas de su
destino. Cuando decimos adiós lo dejamos todo atrás. Ella ha dicho tantas veces
“adiós” que no es capaz de numerar todas esas despedidas. La que más le dolió
fue aquella en el aeropuerto, diciendo te quiero y esfumándose, para pasar días
rememorando su ausencia, la segunda despedida fue aquella por teléfono, Ella
con orgullo menciono un “pues que te vaya bien” y colgó, llorando en el rellano
de su edificio, mientras la gente pensaba que estaba loca.
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