domingo, 25 de diciembre de 2011


Tienes que aprender a decir adiós, pero cuanto jode despedirse. Es una mierda, las personas van y vienen y no somos dueñas de su destino. Cuando decimos adiós lo dejamos todo atrás. Ella ha dicho tantas veces “adiós” que no es capaz de numerar todas esas despedidas. La que más le dolió fue aquella en el aeropuerto, diciendo te quiero y esfumándose, para pasar días rememorando su ausencia, la segunda despedida fue aquella por teléfono, Ella con orgullo menciono un “pues que te vaya bien” y colgó, llorando en el rellano de su edificio, mientras la gente pensaba que estaba loca.

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