Mis fantasmas no son negros, ni sombríos, ni gritan ¡BU!, mis fantasmas del presente (porque los del pasado hace tiempo que se marchitaron) son rosas, y llevan flores en el pelo, no me asustan sino me sonríen mientras pienso en las cosas malas. Mis fantasmas creen en el amor y en la felicidad. A veces los desprecio, son demasiado optimistas y cantan sonatas en un tono muy alegre, y alguien tan pesimista no se puede permitir esas melodías.