En esa pequeña habitación le contaste nerviosa todas tus
aventuras en los últimos meses, algún beso furtivo en las noches de discoteca,
y paseos en moto por la ciudad “¡Cómo en
A tres metros sobre el cielo!” Ante esa afirmación te miró con desdén, pero
dejó que continuarás tus historias, y al
terminar le preguntaste “Y tú ¿no tienes a nadie?” Esa era la pregunta, la
pregunta clave, al principio se sintió algo frustrada, estando a tan pocos
kilómetros de la persona que una vez quiso, pero luego pensó que a Ella no le
gustaban los paseos en moto, que le daban miedo, y que estaría más segura
andando, sola.
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