sábado, 1 de octubre de 2011
Él nunca había hecho el amor, él follaba, se follaba su mente con cada una de sus palabras y enredaba sus sentidos con su lengua. La dejaba perderse entre gemidos sin control y mordiscos desaforados, colándose entre sus piernas. Y a ella le daba igual, le daba igual que a la mañana siguiente desapareciese, ella entra las sábanas de la noche anterior se reconfortaba oyendo su nombre en sus labios, le gustaba como sonaban las letras susurradas, y eso era lo único que le quedaba de él al día siguiente, susurros y marcas en el cuello, el recuerdo de sus labios con sabor a cerveza, y una horrible resaca
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