jueves, 15 de septiembre de 2011

Te caes y te levantas, eso dicen, si, haces ese gran esfuerzo, consigues volver a caminar con tus dos pies en línea recta, pero lo que pasa es que viene algún gilipollas y te empuja otra vez, y te puedes levantar una, quizás dos o tres veces, pero cuando ya pasas más tiempo besando el suelo que de pie te cansas.

A ella le encantaba sonreír, pero se ve que el mundo, el destino, o la mierda que sea, querían verla llorar, con el rímel mal puesto y esparcido por los ojos. Se sentía como alguien que no merecía la pena, se sentía pequeña, ínfima, entre un montón de estiércol que la ahogaba.

Pues se podía ir todo el mundo a mamarla.

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