
Esa mañana se había despertado con el sonido de aquella canción que tanto le recordaba a él, la tarareó distraída, y se dio cuenta de que casi era como si la letra hubiese sido escrita para contar su historia, y le volvió a odiar una vez más.
Quería gritarle a la cara, decirle que dejase de hacer el tonto, que la quisiera un poco, y que la besara como hizo aquella noche, pero ya no le quedaban fuerza y simplemente se limitó a esperar, sabía que ahora tocaba un largo periodo de silencio, hasta que a él le diese por hablar, y reaparecer en su vida, para volver a empezar por milésima vez la partida.
Linda
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