Hace un mes probó las galletas con chocolate,
luego vinieron las tortitas, el yogurt y la mermelada.
Crearon un mundo en una habitación que poco a poco se iba desordenando.
Jugaban a un juego en el que siempre querían ganar,
entre bromas absurdas en situaciones comprometidas.
Olía a mor-a,
el tacto tibito.
Vieron que el fucsia y el turquesa combinaban muy bien.
Aparecieron gestos que solo dos personas entendían y reían.
Una noche, durmieron en un iglú,
y alguna que otra tarde tuvieron quince años.
Los buenos días adquirieron otro significado.
Una vez pronunciaron bastante la palabra raro,
otra la palabra bonito,
porque así era todo,
raro y bonito.
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